El diálogo como un acto de generosidad
( artículo publicado en ViaEmpresa el 25 de abril de 2019 )
Siempre había entendido el dialogo como un acto de generosidad, una acción en la que había que dar y recibir, estar tan dispuesto a escuchar como a explicarse. Ofrecerse, estar abierto, ser accesible, y todo ello me parecía la máxima expresión de la generosidad. Como si la base del diálogo fuese aquello que das y aquello que recibes. Casi una transacción. Se basaba pues en la atención que podías dar, y si querías practicar el diálogo debías estar dispuesto a dar algo, ya fuese una idea o un poco de atención.
Pero hace poco el filósofo Josep Maria Esquirol me ha hecho descubrir otro significado, quizás el auténtico, de la palabra “generosidad”. Con su lucidez me ha hecho notar que, claramente, la palabra “generosidad” proviene antes del término “generar” que del término “dar”. No es generoso quien te da algo, sino quien te genera algo. Te genera una emoción, una reacción, un cambio, un pensamiento… o una revolución. Has sido realmente generoso si has conseguido generar algo. Dar algo podría ser una acción cercana a la caridad, o incluso a la limosna, y en cambio generar algo está más cerca del dinamismo y de la acción. El viejo tópico que explica que es mejor enseñar a pescar que dar peces. La verdadera generosidad es aquella que genera algo, y no aquella que te da algo.
Así pues, persevero en la idea de entender que el diálogo es generosidad, pero ahora con la ambición de generar algo. El diálogo como generador, como motor de dinamismo, de acción, de cambio. El diálogo como motor de vida, siempre y cuando esté basado en la voluntad de mover, y no en el ánimo de dar algo. Y además una capacidad generadora ampliada, pues la fuerza del diálogo radica en que es cosa de dos. La reunión de dos personas con el ánimo de generar algo, no con el ánimo de intercambiar nada o darse alguna cosa, sino de generar (una nueva situación, una nueva idea, una nueva acción).
Entender que “generosidad” proviene de “generar” me ha hecho entender el diálogo de otra manera, y me hace cambiar la manera de intentar llevarlo a cabo, así como la ambición del resultado que espero.