Hay distintos motivos que nos pueden impulsar a incorporar cambios en el trabajo: ahorrar tiempo o dinero, sacar adelante un servicio o producto, acceder a un nuevo mercado, adaptarnos a cambios legales, reaccionar ante un competidor… Casi siempre hay un momento especial en el que una persona consigue que en nuestro cerebro se produzca el clic que nos hace pasar a la acción. Alguien que nos convence, que nos lo explica de la manera adecuada. Según quien sea, acabaremos tomando un camino u otro.
Los hay que son visionarios. Son aquellos que anuncian la llegada de un cambio radical y disruptivo que sacudirá el mundo. Pueden optar por un mensaje catastrofista (“todo el mundo perderá el trabajo”), retador (“nada será igual”) u optimista (“la solución digital es mejor y más bonita”). En general, los visionarios explican que estamos en tiempos convulsos, que el cambio es estructural y afectará a todos los sectores. Tienen razón, toda la razón. Impresionan e iluminan, pero a menudo no concretan qué hacer. Nos dejan inquietos, preocupados y con la sensación de no estar preparados para lo que nos viene encima.
Hay quienes se basan en el método. Los detectas porque tarde o temprano acaban hablando de “gestión del cambio”. Explican que la manera de hacer las cosas marca la diferencia y que ahora toca colaborar, cooperar, cocrear, copensar, covivir y cotodo. Que el zen se consigue cuando compartes información, que lo más sano es participar y que el intercambio de opiniones es la mejor manera de aprender y avanzar. Que ahora los procesos ya no son top-down sino bottom-up . Este discurso acostumbra a venir de entornos cercanos a la gestión de equipos y el desarrollo organizativo. Y tienen razón, toda la razón.
También los hay que se centran en hablar de herramientas. Lo fían todo a la digitalización y dedican mucho tiempo a convencerte de que incorpores alguna tecnología que ves primeriza, pero que ellos ya consideran madura. Blockchain, big data, metaverso, inteligencia artificial… que parece mentira que aún no la utilices y que ya vas tarde. Acostumbran a venir de entornos de ingeniería. Y tienen razón. Toda la razón.
Todo el mundo tiene razón, pero ante la duda, escucha siempre a quien te hable de resultados, que mira por dónde no es lo más habitual. Es la persona clave a la que debes escuchar y la reconocerás porque cuando te habla de resultados utiliza la misma métrica que tu (unidades vendidas, incremento de facturación, número de clientes), en lugar de conceptos vaporosos como páginas vistas, followers o si eres trending topic.
Es quien te habla de resolver problemas con herramientas que realmente están a tu alcance, en un tiempo razonable y con indicadores de mercado. Pero pese a tener un cierto sesgo, todos los anteriores tienen razón. Para conseguir resultados hace falta una visión, quizás también cambiar el estilo, adaptar los métodos e incorporar herramientas. Pero siempre con los resultados en el punto de mira.
( artículo de opinión publicado en La Vanguardia el 7 de abril de 2025 )
Lo incluyo en el diario de Substack?